miércoles, 24 de diciembre de 2014

335. ¿Qué efectos produce el sacramento del Orden? (Tercera parte - continuación)



335. ¿Qué efectos produce el sacramento del Orden? (Tercera parte - continuación)    


(Compendio 335 - repetición) El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los respectivos grados del sacramento. La ordenación confiere un carácter espiritual indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado. 

Resumen

(C.I.C 1592) El sacerdocio ministerial difiere esencialmente del sacerdocio común de los fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles. Los ministros ordenados ejercen su servicio en el pueblo de Dios mediante la enseñanza (munus docendi), el culto divino (munus liturgicum) y por el gobierno pastoral (munus regendi).    

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 1587) El don espiritual que confiere la ordenación presbiteral está expresado en esta oración propia del rito bizantino. El obispo, imponiendo la mano, dice: “Señor, llena del don del Espíritu Santo al que te has dignado elevar al grado de presbítero para que sea digno de presentarse sin reproche ante tu altar, de anunciar el evangelio de tu Reino, de realizar el ministerio de tu palabra de verdad, de ofrecerte dones y sacrificios espirituales, de renovar tu pueblo mediante el baño de la regeneración; de manera que vaya al encuentro de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, tu Hijo único, el día de su segunda venida, y reciba de tu inmensa bondad la recompensa de una fiel administración de su orden” (Liturgia Bizantina. 2 oratio chirotoniae presbyteralis: “Eukológion to méga”).   

Para la reflexión

(C.I.C 1589) Ante la grandeza de la gracia y del oficio sacerdotales, los santos doctores sintieron la urgente llamada a la conversión con el fin de corresponder mediante toda su vida a aquel de quien el sacramento los constituye ministros. Así, San Gregorio Nacianceno, siendo joven sacerdote, exclama: “Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a los otros; es preciso ser instruido para poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 71: PG 35, 480). Sé de quién somos ministros, donde nos encontramos y adonde nos dirigimos. Conozco la altura de Dios y la flaqueza del hombre, pero también su fuerza (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 74: PG 35, 481) [Por tanto, ¿quién es el sacerdote? Es] el defensor de la verdad, se sitúa junto a los ángeles, glorifica con los arcángeles, hace subir sobre el altar de lo alto las víctimas de los sacrificios, comparte el sacerdocio de Cristo, restaura la criatura, restablece [en ella] la imagen [de Dios], la recrea para el mundo de lo alto, y, para decir lo más grande que hay en él, es divinizado y diviniza” (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 73: PG 35, 481). Y el santo Cura de Ars dice: "El sacerdote continua la obra de redención en la tierra" [...] "Si se comprendiese bien al sacerdote en la tierra se moriría no de pavor sino de amor" [...] "El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús". ( B. Nodet, Le Curé d’Ars, Sa pensée-son coeur (le Puy 1966) p. 98). [Fin

(Siguiente pregunta:  ¿Con qué autoridad se ejerce el sacerdocio ministerial?)

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