lunes, 15 de diciembre de 2014
328. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación presbiteral? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 328 - repetición) La
unción del Espíritu marca al presbítero con un carácter espiritual indeleble,
lo configura a Cristo sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre de Cristo
Cabeza. Como cooperador del Orden episcopal, es consagrado para predicar el
Evangelio, celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, de la que saca
fuerza todo su ministerio, y ser pastor de los fieles.
Resumen
(C.I.C 1595) Los presbíteros están
unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de
ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser
cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su Obispo el
presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular.
Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función
eclesial determinada.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1566) "Su verdadera
función sagrada la ejercen sobre todo en el culto
eucarístico o sinaxis. En ella,
actuando en la persona de Cristo y proclamando su misterio, unen la ofrenda de
los fieles al sacrificio de su Cabeza; actualizan y aplican en el sacrificio de
la misa, hasta la venida del Señor, el único Sacrificio de la Nueva Alianza: el
de Cristo, que se ofrece al Padre de una vez para siempre como hostia
inmaculada" (Lumen gentium, 28).
De este sacrificio único, saca su fuerza todo su ministerio sacerdotal (Presbiterorum Ordinis, 2).
Para la reflexión
(C.I.C 1567) "Los
presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento
suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas.
En cada una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna
manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad;
participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada
día" (Lumen gentium, 28). Los
presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en
comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de
la ordenación y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la
ordenación significa que el obispo los considera como sus colaboradores, sus
hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y
obediencia. [Fin]
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