martes, 9 de diciembre de 2014
324. ¿Cómo se sitúa el sacramento del Orden en el designio divino de la salvación? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 324 - repetición) En la
Antigua Alianza el sacramento del Orden fue prefigurado por el servicio de los
levitas, el sacerdocio de Aarón y la institución de los setenta «ancianos» (Nm
11, 25). Estas prefiguraciones se cumplen en Cristo Jesús, quien, mediante su
sacrificio en la cruz, es «el único [...] mediador entre Dios y los hombres»
(1 Tm 2, 5), el «Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec» (Hb 5,10). El
único sacerdocio de Cristo se hace presente por el sacerdocio ministerial.
«Sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son ministros suyos» (Santo
Tomás de Aquino).
Resumen
(C.I.C 1591) La Iglesia entera es
un pueblo sacerdotal. Por el Bautismo, todos los fieles participan del
sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama "sacerdocio común de los
fieles". A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra
participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el
sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de
Cristo-Cabeza en medio de la comunidad.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1542) En la ordenación de
presbíteros, la Iglesia ora: “Dio todopoderoso y eterno, […] ya en la primera Alianza
aumentaron los oficios, instituidos come signos sagrados. Cuando pusiste a
Moisés y a Aarón al frente de tu pueblo, para gobernarlo y santificarlo, les
elegiste colaboradores subordinados en orden y dignidad que les acompañaran y
secundaran. Así en el desierto, multiplicaste el espíritu de Moisés, comunicándolo
a los setenta varones prudentes con los cuales gobernó más fácilmente a tu
pueblo […] Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón de la abundante
plenitud otorgada a su padre...” (Pontifical
Romano: Ordenación de Obispos, presbíteros y diáconos. Ordenación de Presbíteros.
Oración de la Ordenación). (C.I.C 1543) Y en
la oración consecratoria para la ordenación de diáconos, la Iglesia confiesa:
Dios Todopoderoso [...] Tú haces crecer a la Iglesia... la edificas como templo
de tu gloria [...] así estableciste que hubiera tres órdenes de ministros para
tu servicio, del mismo modo que en la Antigua Alianza habías elegido a los
hijos de Leví para que sirvieran al templo, y, como herencia, poseyeran una bendición
eterna. (Pontifical Romano: Ordenación de
Obispos, presbíteros y diáconos. Ordenación de Diáconos. Oración de la
Ordenación).
Para la reflexión
(C.I.C 1544) Todas las
prefiguraciones del sacerdocio de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento
en Cristo Jesús, "único […] mediador entre Dios y los hombres" (1Tm
2,5). Melquisedec, "sacerdote del Altísimo" (Gn 14,18), es
considerado por la Tradición cristiana como una prefiguración del sacerdocio de
Cristo, único "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb
5,10; 6,20), "santo, inocente, inmaculado" (Hb 7,26), que,
"mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los
santificados" (Hb 10,14), es decir, mediante el único sacrificio de su
Cruz. (C.I.C 1545) El sacrificio redentor de
Cristo es único, realizado una vez por todas. Y por esto se hace presente en el
sacrificio eucarístico de la Iglesia. Lo mismo acontece con el único sacerdocio
de Cristo: se hace presente por el sacerdocio ministerial sin que con ello se
quebrante la unicidad del sacerdocio de Cristo: Et ideo solus Christus est verus sacerdos, alii autem ministri eius
("Y por eso sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son ministros
suyos") (Santo Tomás de Aquino, Commentarium in epistolam ad Haebreos, c.
7, lect. 4). [Fin]
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