martes, 21 de enero de 2014
74. ¿Qué es la caída de los ángeles?
(Compendio 74) Con la expresión «la
caída de los ángeles» se indica que Satanás y los otros demonios, de los que
hablan la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, eran inicialmente
ángeles creados buenos por Dios, que se transformaron en malvados porque
rechazaron a Dios y a su Reino, mediante una libre e irrevocable elección,
dando así origen al infierno. Los demonios intentan asociar al hombre a su
rebelión contra Dios, pero Dios afirma en Cristo su segura victoria sobre el
Maligno.
Resumen
(C.I.C 414) Satán o el diablo y los otros demonios son
ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su
opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión
contra Dios.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 391) Detrás de la elección desobediente de nuestros
primeros padr es se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que,
por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24). La Escritura y la
Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo
(cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno,
creado por Dios. Diabolus enim et alii
daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali
("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una
naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (IV Concilio
de Letrán (año 1215): DS 800). (C.I.C 392) La Escritura habla de un pecado de estos ángeles (2P 2,4). Esta
"caída" consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a
Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del
tentador a nuestros primeros padres: "Seréis como dioses" (Gn 3,5).
El diablo es "pecador desde el principio" (1Jn 3,8), "padre de la
mentira" (Jn 8,44). (C.I.C 393) Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la infinita
misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser
perdonado. "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no
hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte" (San Juan
Damasceno, Expositio fidei, 18 [De fide orthodoxa 2,4]: PG 94, 877).
Para la reflexión
(C.I.C 394) La Escritura atestigua la influencia nefasta de
aquel a quien Jesús llama "homicida desde el principio" (Jn 8,44) y
que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre (cf. Mt 4,1-11).
"El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo"
(1Jn 3,8). La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción
mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios. (C.I.C 395) Sin
embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa
por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la
edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra
Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de
naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física- en cada
hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que
con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios
permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos
que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm
8,28).
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