(Compendio 61) La Iglesia se une a los ángeles para adorar a Dios, invoca la asistencia de los ángeles y celebra litúrgicamente la memoria de algunos de ellos. «Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida» (San Basilio Magno)
martes, 7 de enero de 2014
61. ¿De qué modo los ángeles están presentes en la vida de la Iglesia?
61. ¿De qué modo los ángeles están
presentes en la vida de la Iglesia?
(Compendio 61) La Iglesia se une a los ángeles para adorar a Dios, invoca la asistencia de los ángeles y celebra litúrgicamente la memoria de algunos de ellos. «Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida» (San Basilio Magno)
Resumen
(C.I.C 352) La Iglesia venera a los ángeles que la ayudan en
su peregrinar terrestre y protegen a todo ser humano.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 334) De aquí que toda la vida de la Iglesia se
beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (cf. Hch 5, 18-20;
8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27, 23-25). (C.I.C 335) En su liturgia, la Iglesia
se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (cf. Plegaria eucarística, 27, Sanctus: Misal Romano); invoca su
asistencia (así en el “Supplices te
rogamus…” [“Te pedimos humildemente…”] del Canon romano el "In Paradisum deducant te angeli..."
["Al Paraíso te lleven los ángeles..."] de la liturgia de difuntos (Ritual de exequias, 50), o también en el
"himno querúbico" de la liturgia bizantina Liturgia bizantina de san Juan Crisóstomo, Hymnus Cherubinorum) y
celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles (san Miguel, san
Gabriel, san Rafael, los ángeles custodios).
Para la reflexión
(C.I.C 336) Desde su comienzo (cf. Mt 18, 10) a la muerte
(cf. Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf. Sal 34, 8; 91,
1013) y de su intercesión (cf. Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie
podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para
conducir su vida" (san Basilio Magno, Adversus
Eunomium 3, 1: PG 29, 656). Desde esta tierra, la vida cristiana participa,
por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres,
unidos en Dios.
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