miércoles, 8 de enero de 2014
62. ¿Qué enseña la Sagrada Escritura sobre la Creación del mundo visible? (Primera parte)
(Compendio 62) A través del relato de
los «seis días» de la Creación, la Sagrada Escritura nos da a conocer el valor
de todo lo creado y su finalidad de alabanza a Dios y de servicio al hombre.
Todas las cosas deben su propia existencia a Dios, de quien reciben la propia
bondad y perfección, sus leyes y lugar en el universo.
Resumen
(C.I.C 355) "Dios creó al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó" (Gn
1,27). El hombre ocupa un lugar único en la creación: "está hecho a imagen
de Dios"; en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo
material; es creado "hombre y mujer"; Dios lo estableció en la
amistad con él.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 337) Dios mismo es quien ha creado el mundo visible
en toda su riqueza, su diversidad y su orden. La Escritura presenta la obra del
Creador simbólicamente como una secuencia de seis días "de trabajo"
divino que terminan en el "reposo" del día séptimo (Gn 1, 1-2,4). El
texto sagrado enseña, a propósito de la creación, verdades reveladas por Dios
para nuestra salvación (cf: Dei verbum, 11)
que permiten "conocer la naturaleza íntima de todas las criaturas, su
valor y su ordenación a la alabanza divina" (Lumen gentium, 36). (C.I.C 338) Nada existe que no deba su existencia a Dios
creador. El mundo comenzó cuando fue sacado de la nada por la palabra de
Dios; todos los seres existentes, toda la naturaleza, toda la historia humana
están enraizados en este acontecimiento primordial: es el origen gracias al
cual el mundo es constituido, y el tiempo ha comenzado (Cf. San Agustín, De Genesi contra Manicheos, 1, 2, 4: PL
36, 175).
Para la reflexión
(C.I.C 341) La belleza
del universo: el orden y la armonía del mundo creado derivan de la
diversidad de los seres y de las relaciones que entre ellos existen. El hombre
las descubre progresivamente como leyes de la naturaleza que causan la
admiración de los sabios. La belleza de la creación refleja la infinita belleza
del Creador. Debe inspirar el respeto y la sumisión de la inteligencia del
hombre y de su voluntad. (Continua)
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