viernes, 10 de enero de 2014
63. ¿Cuál es el lugar del hombre en la Creación?
(Compendio 63) El hombre es la cumbre
de la Creación visible, pues ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.
Resumen
(C.I.C 353) Dios quiso la diversidad de sus criaturas y la
bondad peculiar de cada una, su interdependencia y su orden. Destinó todas las
criaturas materiales al bien del género humano. El hombre, y toda la creación a
través de él, está destinado a la gloria de Dios.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 343) El hombre
es la cumbre de la obra de la creación. El relato inspirado lo expresa distinguiendo
netamente la creación del hombre y la de las otras criaturas (cf. Gn 1, 26).
(C.I.C 344) Existe una solidaridad entre
todas las criaturas por el hecho de que todas tienen el mismo Creador, y
que todas están ordenadas a su gloria: “Loado seas por toda criatura, mi Señor,
y en especial loado por el hermano Sol, que alumbra, y abre el día, y es bello
en su esplendor y lleva por los cielos noticia de su autor. Y por la hermana
agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado mi Señor! Y
por la hermana tierra que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en
toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige:
¡loado mi Señor! Servidle con ternura y humilde corazón, agradeced sus dones,
cantad su creación. Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén. (san Francisco
de Asís, Cánticum Fratris Solis).
Para la reflexión
(C.I.C 1939) El principio de
solidaridad, expresado también con el nombre de ‘amistad’ o ‘caridad social’,
es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (Cf. Sollicitudo rei socialis, 38-40; Centesimus annus, 10): Un error capital,
‘hoy ampliamente extendido y perniciosamente propalado, consiste en el olvido
de la caridad y de aquella necesidad que los hombres tienen unos de otros; tal
caridad viene impuesta tanto por la comunidad de origen y la igualdad de la
naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera que sea el pueblo a que
pertenezca, como por el sacrificio de redención ofrecido por Jesucristo en el
altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor de la humanidad pecadora’ (Pío
XII, Summi pontificatus).
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