jueves, 30 de enero de 2014
82. ¿Por qué Jesús es llamado Cristo? (Primera parte)
(Compendio 82) «Cristo», en griego, y
«Mesías», en hebreo, significan «ungido». Jesús es el Cristo porque ha sido
consagrado por Dios, ungido por el Espíritu Santo para la misión redentora. Él
es el Mesías esperado por Israel y enviado al mundo por el Padre. Jesús ha
aceptado el título de Mesías, precisando, sin embargo, su sentido: «bajado del
cielo» (Jn 3, 13), crucificado y después resucitado, Él es el siervo sufriente
«que da su vida en rescate por muchos» (Mt 20, 28). Del nombre de Cristo nos
viene el nombre de cristianos.
Resumen
(C.I.C 453) El nombre de Cristo significa
"Ungido", "Mesías". Jesús es el Cristo porque "Dios le
ungió con el Espíritu Santo y con poder" (Hch 10, 38). Era "el que ha
de venir" (Lc 7, 19), el objeto de "la esperanza de Israel"(Hch
28, 20).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 436) Cristo
viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere
decir "ungido". No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque Él cumple
perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel
eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión
que habían recibido de Él. Este era el caso de
los reyes (cf. 1S 9, 16; 10, 1; 16, 1. 12-13; 1R 1, 39), de los sacerdotes (cf.
Ex 29, 7; Lv 8, 12) y, excepcionalmente, de los profetas (cf. 1R 19, 16). Este
debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar
definitivamente su Reino (cf. Sal 2, 2; Hch 4, 26-27). El Mesías debía ser
ungido por el Espíritu del Señor (cf. Is 11, 2) a la vez como rey y sacerdote
(cf. Za 4, 14; 6, 13) pero también como profeta (cf. Is 61, 1; Lc 4, 16-21).
Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de
sacerdote, profeta y rey.
Para la reflexión
(C.I.C 438) La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su
misión divina. "Por otra parte eso es lo que significa su mismo nombre,
porque en el nombre de Cristo está sobre entendido Él
que ha ungido, Él que ha sido ungido y la
Unción misma con la que ha sido ungido: Él que
ha ungido, es el Padre. Él que ha sido ungido,
es el Hijo, y lo ha sido en el Espíritu que es la Unción" (San Ireneo de
Lyon, Adversus haereses 3, 18, 3: PG
7, 934). Su eterna consagración mesiánica fue revelada en el tiempo de su vida
terrena en el momento de su bautismo, por Juan cuando "Dios le ungió con
el Espíritu Santo y con poder" (Hch 10, 38) "para que él fuese
manifestado a Israel" (Jn 1, 31) como su Mesías. Sus obras y sus palabras
lo dieron a conocer como "el santo de Dios" (Cf. Mc 1, 24; Jn 6, 69;
Hch 3, 14). (Continua)
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