viernes, 4 de octubre de 2013
Za 2, 14 Hija de Sión yo vengo a habitar en medio de ti
14 Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo
vengo a habitar en medio de ti –oráculo del Señor–.
(C.I.C 123) Los cristianos veneran
el Antiguo Testamento como verdadera Palabra de Dios. La Iglesia ha rechazado
siempre vigorosamente la idea de prescindir del Antiguo Testamento so pretexto
de que el Nuevo lo habría hecho caduco (marcionismo). (C.I.C 724) En
María, el Espíritu Santo manifiesta
al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la
teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad
de su carne dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias
de las naciones (cf. Mt 2, 11). (C.I.C 725) En fin, por medio de María, el
Espíritu Santo comienza a poner en
comunión con Cristo a los hombres "objeto del amor benevolente de
Dios" (cf. Lc 2, 14), y los humildes son siempre los primeros en
recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los
primeros discípulos.
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