sábado, 12 de octubre de 2013
Ml 1, 11 Mi Nombre es grande entre las naciones
11 Pero desde la salida del sol hasta su ocaso, mi
Nombre es grande entre las naciones y en todo lugar se presenta a mi Nombre un
sacrificio de incienso y una ofrenda pura; porque mi Nombre es grande entre las
naciones, dice el Señor de los ejércitos.
(C.I.C 2643) La Eucaristía contiene y expresa todas
las formas de oración: es la "ofrenda pura" de todo el Cuerpo de
Cristo a la gloria de su Nombre (cf. Ml 1, 11); es, según las tradiciones de
Oriente y de Occidente, "el sacrificio de alabanza". (C.I.C 1324) La Eucaristía es "fuente y culmen de toda la
vida cristiana" (Lumen gentium,
11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales
y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La
sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia,
es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (Presbyterorum ordinis, 5). (C.I.C 1350)
La presentación de las ofrendas (el
ofertorio): entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el vino
que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio
eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. Es la acción
misma de Cristo en la última Cena, "tomando pan y una copa".
"Sólo la Iglesia presenta esta oblación, pura, al Creador, ofreciéndole
con acción de gracias lo que proviene de su creación" (San Ireneo de Lyon,
Adversus haereses, 4, 18, 4: PG 7,
1027; cf. Ml 1,11). La presentación de las ofrendas en el altar hace suyo el
gesto de Melquisedec y pone los dones del Creador en las manos de Cristo. Él es
quien, en su sacrificio, lleva a la perfección todos los intentos humanos de
ofrecer sacrificios.
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