domingo, 27 de octubre de 2013
6. ¿Qué revela Dios al hombre?
6. ¿Qué revela Dios al hombre?
(Compendio 6) Dios, en su bondad y sabiduría, se revela
al hombre. Por medio de acontecimientos y palabras, se revela a sí mismo y el
designio de benevolencia que él mismo ha preestablecido desde la eternidad en
Cristo en favor de los hombres. Este designio consiste en hacer partícipes de
la vida divina a todos los hombres, mediante la gracia del Espíritu Santo, para
hacer de ellos hijos adoptivos en su Hijo Unigénito.
Resumen
(C.I.C 68) Por amor, Dios se ha
revelado y se ha entregado al hombre. De este modo da una respuesta definitiva
y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se plantea sobre el sentido y
la finalidad de su vida. (C.I.C 69) Dios se ha
revelado al hombre comunicándole gradualmente su propio Misterio mediante obras
y palabras.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 50) Mediante la razón
natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero
existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo
alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Concilio
Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se
da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció
desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente
su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu
Santo. (C.I.C 51) "Dispuso Dios en su bondad
y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad,
mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen
acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza
divina" (Dei verbum, 2). (C.I.C
52) Dios, que "habita una luz inaccesible"
(1Tm 6, 16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente
creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef
1, 4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de
responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces
por sus propias fuerzas.
Para la reflexión
(C.I.C 53) El designio divino de
la revelación se realiza a la vez "mediante acciones y palabras,
íntimamente ligadas entre sí” y que se esclarecen mutuamente (Dei verbum, 2). Este designio comporta
una "pedagogía divina" particular: Dios se comunica gradualmente al
hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace
de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado,
Jesucristo. San Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía
divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre:
"El Verbo de Dios […] ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del
hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios
a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 20, 2: PG 7, 944; cf. por ejemplo, Ibid. 3, 17, 1: PG 7, 929; 4, 12, 4: PG
7, 1006; 4, 21, 3: PG 7, 1046).
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