lunes, 28 de octubre de 2013
7. ¿Cuáles son las primeras etapas de la Revelación de Dios?
(Compendio 7) Desde el principio, Dios se manifiesta a Adán
y Eva, nuestros primeros padres, y les invita a una íntima comunión con Él.
Después de la caída, Dios no interrumpe su revelación, y les promete la
salvación para toda su descendencia. Después del diluvio, establece con Noé una
alianza que abraza a todos los seres vivientes.
Resumen
(C.I.C 70) Más allá del testimonio
que Dios da de sí mismo en las cosas creadas, se manifestó a nuestros primeros
padres. Les habló y, después de la caída, les prometió la salvación (cf. Gn
3,15), y les ofreció su alianza. (C.I.C 71)
Dios selló con Noé una alianza eterna entre El y todos los seres vivientes (cf.
Gn 9,16). Esta alianza durará tanto como dure el mundo.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 54) "Dios, creándolo
todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en
las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural,
se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el
principio" (Dei verbum, 3). Los
invitó a una comunión íntima con él revistiéndolos de una gracia y de una
justicia resplandecientes. (C.I.C 55) Esta
revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios,
en efecto, "después de su caída […] alentó en ellos la esperanza de la
salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género
humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la
perseverancia en las buenas obras" (Dei
verbum, 3). “Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste
al poder de la muerte […] Reiteraste, además, tu alianza a los hombres” (Plegaria eucarística IV, Misal Romano). (C.I.C 56)
Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el
comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La Alianza con
Noé después del diluvio (cf. Gn 9, 9) expresa el principio de la Economía
divina con las "naciones", es decir con los hombres agrupados
"según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes" (Gn
10, 5; cf. 10, 20-31).
Para la reflexión
(C.I.C 57) Este orden a la vez
cósmico, social y religioso de la pluralidad de las naciones (cf. Hch
17,26-27), está destinado a limitar el orgullo de una humanidad caída que,
unánime en su perversidad (cf. Sb 10,5), quisiera hacer por sí misma su unidad
a la manera de Babel (cf. Gn 11,4-6). Pero, a causa del pecado (cf. Rom
1,18-25), el politeísmo, así como la idolatría de la nación y de su jefe son
una amenaza constante de vuelta al paganismo para esta economía aún no
definitiva. (C.I.C 58) La alianza con Noé
permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones (cf. Lc 21,24),
hasta la proclamación universal del Evangelio. La Biblia venera algunas grandes
figuras de las "naciones", como "Abel el justo", el
rey-sacerdote Melquisedec (cf. Gn 14,18), figura de Cristo (cf. Hb 7,3), o los
justos "Noé, Daniel y Job" (Ez 14,14). De esta manera, la Escritura
expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza
de Noé en la espera de que Cristo "reúna en uno a todos los hijos de Dios
dispersos" (Jn 11,52).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario