jueves, 31 de octubre de 2013
10. ¿Qué valor tienen las revelaciones privadas?
(Compendio 10) Aunque no pertenecen al depósito de la fe,
las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su
íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el
discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas
“revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que
es Cristo.
Resumen
(C.I.C 73) Dios se ha revelado
plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su alianza para
siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya
otra Revelación después de Él.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 67) A lo largo de los
siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las
cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo,
no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar"
o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a
vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el
Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas
revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la
Iglesia. La fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que
pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es
el caso de ciertas religiones no cristianas y también de ciertas sectas
recientes que se fundan en semejantes "revelaciones". (C.I.C 84) "El depósito" (cf. 1Tm 6,20; 2Tm 1,12-14) de
la fe (depositum fidei), contenido en
la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue confiado por los Apóstoles
al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano
entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y en
la unión, en la eucaristía y la oración, y así se realiza una maravillosa
concordia de pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe
recibida" (Dei verbum, 10).
Para la reflexión
(C.I.C 93) "El Espíritu de la
verdad suscita y sostiene este sentido de la fe. Con él, el Pueblo de Dios,
bajo la dirección del magisterio [...] se adhiere indefectiblemente a la fe
transmitida a los santos de una vez para siempre, la profundiza con un juicio
recto y la aplica cada día más plenamente en la vida" (Lumen gentium, 12).
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