sábado, 3 de agosto de 2013
Jr 7, 9 Robar, matar, cometer adulterio, jurar en falso
9 ¡Robar, matar, cometer adulterio, jurar en falso,
quemar incienso a Baal, ir detrás de otros dioses que ustedes no conocían!
(C.I.C 2057) El Decálogo se comprende ante todo cuando se
lee en el contexto del Exodo, que es el gran acontecimiento liberador de Dios
en el centro de la antigua Alianza. Las ‘diez palabras’, bien sean formuladas
como preceptos negativos, prohibiciones, o bien como mandamientos positivos
(como ‘honra a tu padre y a tu madre’), indican las condiciones de una vida
liberada de la esclavitud del pecado. El Decálogo es un camino de vida: “Si […]
amas a tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, sus preceptos
y sus normas, vivirás y te multiplicarás (Dt 30, 16). Esta fuerza liberadora
del Decálogo aparece, por ejemplo, en el mandamiento del descanso del sábado,
destinado también a los extranjeros y a los esclavos: “Acuérdate de que fuiste
esclavo en el país de Egipto y de que tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y
con tenso brazo” (Dt 5, 15).
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