domingo, 18 de agosto de 2013

Jr 31, 35-37 Así habla el Señor de los ejércitos



(Jr 31, 35-37) 35 Así habla el Señor de los ejércitos

35 Así habla el Señor, el que puso el sol para alumbrar el día, la luna y las estrella para iluminar la noche, el que agita el mar y rugen sus olas; su nombre es Señor de los ejércitos:36 Si este ordenamiento dejara de regir delante de mi –oráculo del Señor– entonces, también la descendencia de Israel dejaría de ser para siempre una nación delante de mí. 37 Así habla el Señor: Si se pudieran medir los cielos en lo alto y explorar aquí abajo los cimientos de la tierra, también yo rechazaría a la descendencia de Israel a causa de todo lo que hicieron –oráculo del Señor–.
(C.I.C 346) En la creación Dios puso un fundamento y unas leyes que permanecen estables (cf. Hb 4, 3-4), en los cuales el creyente podrá apoyarse con confianza, y que son para él el signo y garantía de la fidelidad inquebrantable de la Alianza de Dios (cf. Jr 31, 35-37, 33, 19-26). Por su parte el hombre deberá permanecer fiel a este fundamento y respetar las leyes que el Creador ha inscrito en la creación.

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