miércoles, 21 de agosto de 2013
Jr 33, 23-26 Yo cambiaré su suerte y me compadeceré de ellos
23 La palabra del
Señor llegó a Jeremías en estos términos: 24 ¿No ves lo que dice esta gente: «A
las dos familias que había elegido, el Señor las ha rechazado»? Así desprecian
a mi pueblo, y ya no lo consideran una nación. 25 Así habla el Señor: Si yo no
establecí mi alianza con el día y con la noche, si no fijé el ordenamiento del
cielo y de la tierra, 26 entonces también rechazaré a la descendencia de Jacob
y de David, mi servidor, no tomando de ella jefes para el linaje de Abraham, de
Isaac y de Jacob. Pero no, yo cambiaré su suerte y me compadeceré de ellos.
(C.I.C 346) En la creación Dios puso un fundamento y unas
leyes que permanecen estables (cf. Hb 4, 3-4), en los cuales el creyente podrá
apoyarse con confianza, y que son para él el signo y garantía de la fidelidad
inquebrantable de la Alianza de Dios (cf. Jr 31, 35-37, 33, 19-26). Por su
parte el hombre deberá permanecer fiel a este fundamento y respetar las leyes
que el Creador ha inscrito en la creación.
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