sábado, 31 de agosto de 2013
Ez 34, 11-16 Buscaré a la oveja perdida y curaré a la enferma
11 Porque así
habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de
él. 12 Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas
dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares
donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. 13 Las sacaré de
entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio
suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los
torrentes y en todos los poblados del país. 14 Las apacentaré en buenos
pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí
descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos
sobre las montañas de Israel. 15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré
a descansar –oráculo del Señor–. 16 Buscaré a la oveja perdida, haré volver a
la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminará a
la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
(C.I.C 754) "La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es
Cristo (Jn 10, 1-10). Es también el rebaño cuy pastor será el mismo Dios, como
él mismo anunció (cf. Is 40, 11; Ez 34, 11-31). Aunque son pastores humanos
quien es gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar
las guía y alimenta; Él, el Buen Pastor y
Cabeza de los pastores (cf. Jn 10, 11; 1P 5, 4), que dio su vida por las ovejas
(cf. Jn 10, 11-15; Lumen gentium, 6)"
viernes, 30 de agosto de 2013
Ez 32, 17-18 Entona un canto fúnebre sobre la multitud de Egipto
(Ez 32, 17-18) Entona un canto fúnebre sobre la multitud de Egipto
17 El Año
duodécimo, el día quince del mes, la palabra del Señor me llegó en estos
términos: 18 Hijo de hombre, entona un canto fúnebre sobre la multitud de
Egipto y húndela, a ella y a las capitales de las naciones más ilustres, en las
regiones más profundas, con los que bajan a la Fosa.
(C.I.C 633) La Escritura llama infiernos, sheol, o hades (cf.
Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó
Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados
de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13). Tal era, en efecto, a la espera
del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos (cf. Sal 89, 49;1Sam
28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como
lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el "seno de
Abraham" (cf. Lc 16, 22-26). "Son precisamente estas almas santas,
que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo
liberó cuando descendió a los infiernos" (Catecismo Romano, 1, 6, 3). Jesús no bajó a los infiernos para
liberar allí a los condenados (cf. Concilio Romno (año 745): DS 587) ni para
destruir el infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Cum dudum (1341), 18: DS 1011; Clemente VI Super quibusdam (1351) 15, 13; DS1077) sino para liberar a los
justos que le habían precedido (cf. IV Concilio de Toledo, IV (633): DS 485; Mt
27, 52-53).
jueves, 29 de agosto de 2013
Ez 20, 39 No profanarán más mi santo Nombre
(Ez 20, 39) No profanarán más mi santo Nombre
39 En cuanto a ustedes, casa de Israel, así habla el
Señor: Que cada uno vaya a servir a sus ídolos, pero juro que después ustedes
me escucharán y ya no profanarán más mi santo Nombre con sus ofrendas y sus
ídolos.
(C.I.C 2811) A pesar de la Ley santa que le da y le
vuelve a dar el Dios Santo (cf. Lv 19, 2: "Sed santos, porque yo, el
Señor, vuestro Dios soy santo"), y aunque el Señor "tuvo respeto a su
Nombre" y usó de paciencia, el pueblo se separó del Santo de Israel y
"profanó su Nombre entre las naciones" (cf. Ez 20, 36). Por eso, los
justos de la Antigua Alianza, los pobres que regresaron del exilio y los
profetas se sintieron inflamados por la pasión por su Nombre. (C.I.C 2812)
Finalmente, el Nombre de Dios Santo se nos ha revelado y dado, en la carne, en
Jesús, como Salvador (cf. Mt 1, 21; Lc 1, 31): revelado por lo que Él es, por su Palabra y por su Sacrificio (cf. Jn 8,
28; 17, 8; 17, 17-19). Esto es el núcleo de su oración sacerdotal: "Padre
santo... por ellos me consagro a mí mismo, para que ellos también sean
consagrados en la verdad" (Jn 17, 19). Jesús nos "manifiesta" el
Nombre del Padre (Jn 17, 6) porque "santifica" Él mismo su
Nombre (cf. Ez 20, 39; 36, 20-21). Al terminar su Pascua, el Padre le da el
Nombre que está sobre todo nombre: Jesús es Señor para gloria de Dios Padre (cf.
Flp 2, 9-11).
miércoles, 28 de agosto de 2013
Ez 18, 5-9 Si camina según mis preceptos y es justo vivirá
(Ez 18, 5-9) Si camina según mis preceptos y es justo vivirá
5 Si un hombre es
justo y practica el derecho y la justicia; 6 si no participa de las comidas
sagradas en las montañas y no levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa de
Israel; si no deshonra a la mujer de su prójimo y no se acerca a una mujer en
los días de su menstruación; 7 si no oprime a nadie, si devuelve la prenda al
deudor y no quita nada por la fuerza; si da su pan al hambriento y viste al
desnudo; 8 si no presta con usura ni cobra intereses; si aparta su mano de la
injusticia y juzga imparcialmente en los litigios; 9 si camina según mis
preceptos y observa mis leyes, obrando con fidelidad, ese hombre es justo y
seguramente vivirá –oráculo del Señor–.
(C.I.C 2056) La palabra ‘Decálogo’ significa literalmente
‘diez palabras’ (Ex 34, 28; Dt 4, 13; 10, 4). Estas ‘diez palabras’ Dios las
reveló a su pueblo en la montaña santa. Las escribió ‘con su Dedo’ (Ex 31, 18),
a diferencia de los otros preceptos escritos por Moisés (Cf. Dt 31, 9.24).
Constituyen palabras de Dios en un sentido eminente. Son transmitidas en los
libros del Exodo (Cf..Ex 20, 1-17) y del Deuteronomio (Cf. Dt 5, 6-22). Ya en
el Antiguo Testamento, los libros santos hablan de las ‘diez palabras’ (Cf. por
ejemplo, Os 4, 2; Jr 7, 9; Ez 18, 5-9); pero su pleno sentido será revelado en
la nueva Alianza en Jesucristo.
martes, 27 de agosto de 2013
Ez 14, 14 Ellos salvarán su vida a causa de su justicia
(Ez 14, 14) Ellos salvarán su vida a causa de su justicia
14 Pero si se encuentran en ese país estos tres hombres:
Noé, Daniel y Job, ellos salvarán su vida a causa de su justicia –oráculo del
Señor–.
(C.I.C 58) La alianza con Noé
permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones (cf. Lc 21,24),
hasta la proclamación universal del Evangelio. La Biblia venera algunas grandes
figuras de las "naciones", como "Abel el justo", el
rey-sacerdote Melquisedec (cf. Gn 14,18), figura de Cristo (cf. Hb 7,3), o los
justos "Noé, Daniel y Job" (Ez 14,14). De esta manera, la Escritura
expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza
de Noé en la espera de que Cristo "reúna en uno a todos los hijos de Dios
dispersos" (Jn 11,52).
lunes, 26 de agosto de 2013
Ez 11, 19 Yo pondré dentro de ellos un espíritu nuevo
(Ez 11, 19) Yo pondré dentro de ellos un espíritu nuevo
19 Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un
espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un
corazón de carne,
(C.I.C 715) Los textos proféticos que se refieren
directamente al envío del Espíritu Santo son oráculos en los que Dios habla al
corazón de su Pueblo en el lenguaje de la Promesa, con los acentos del
"amor y de la fidelidad" (cf. Ez. 11, 19; 36, 25-28; 37, 1-14; Jr 31,
31-34; Jl 3, 1-5), cuyo cumplimiento proclamará San Pedro la mañana de
Pentecostés, cf. Hch 2, 17-21). Según estas promesas, en los "últimos
tiempos", el Espíritu del Señor renovará el corazón de los hombres
grabando en ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los pueblos dispersos
y divididos; transformará la primera creación y Dios habitará en ella con los
hombres en la paz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)