jueves, 6 de diciembre de 2012
Tb 12, 8 Bale más hacer limosna que amontonar oro
(C.I.C 1434) La penitencia
interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los
Padres insisten sobre todo en tres formas: el
ayuno, la oración, la limosna (cf. Tb 12,8; Mt 6,1-18), que expresan la
conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los
demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el
martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos
realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la
preocupación por la salvación del prójimo (cf. St 5,20), la intercesión de los
santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados"
(1P 4,8).
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