lunes, 17 de diciembre de 2012
2M 7, 22-23 Creador del universo, origen de todas las cosas
22 «Yo no sé cómo
ustedes aparecieron en mis entrañas; no fui yo la que les dio el espíritu y la
vida ni la que ordenó armoniosamente los miembros de su cuerpo. 23 Pero sé que
el Creador del universo, el que plasmó al hombre en su nacimiento y determinó
el origen de todas las cosas, les devolverá misericordiosamente el espíritu y
la vida, ya que ustedes se olvidan ahora de sí mismos por amor de sus leyes».
(C.I.C 297) La fe en la
creación "de la nada" está atestiguada en la Escritura como una
verdad llena de promesa y de esperanza. Así la madre de los siete hijos
macabeos los alienta al martirio: “Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas,
ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los
elementos de cada uno. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre
en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el
espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos
a causa de sus leyes [...]. Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y,
al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y
que también el género humano ha llegado así a la existencia (2M 7,22-23.28).
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