jueves, 20 de diciembre de 2012

2M 10, 29-30 Vieron aparecer en el cielo cinco hombres majestuosos



(2M 10, 29-30) Vieron aparecer en el cielo cinco hombres majestuosos

29 En lo más encarnizado de la batalla, los enemigos vieron aparecer en el cielo cinco hombres majestuosos montados en caballos con frenos de oro, que se pusieron al frente de los judíos. 30 Esos hombres colocaron al Macabeo en medio de ellos y, cubriéndolo con sus armas, lo hicieron invulnerable, mientras arrojaban flechas y rayos contra los adversarios. Estos, enceguecidos por el resplandor se dispersaron en el más completo desorden.

(C.I.C 328) La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. E1 testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición. (C.I.C 329) San Agustín dice respecto a ellos: Angelus officii nomen est, non naturae. Quaeris numen huius naturae, spiritus est; quaeris officium, ángelus est: ex eo quad est, spiritus est, ex eo quod agit, ángelus ("El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel") (San Agustín, Enarratio in  Psalmum 103, 1, 15: PL 37, 1348-1349). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20).  328  329

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