martes, 10 de marzo de 2009

Hch 8, 17-25 Tu corazón no es recto a los ojos de Dios

(Hch 8, 17-25) Tu corazón no es recto a los ojos de Dios
[17] Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. [18] Al ver que por la imposición de las manos de los Apóstoles se confería el Espíritu Santo, Simón les ofreció dinero, [19] diciéndoles: «Les ruego que me den ese poder a mí también, para que aquel a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo». [20] Pedro le contestó: «Maldito sea tu dinero y tú mismo, porque has creído que el don de Dios se compra con dinero. [21] Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios. [22] Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor: quizá él te perdone este mal deseo de tu corazón, [23] porque veo que estás sumido en la amargura de la hiel y envuelto en los lazos de la iniquidad». [24] Simón respondió: «Rueguen más bien ustedes al Señor, para que no me suceda nada de lo que acabas de decir». [25] Y los Apóstoles, después de haber dado testimonio y predicado la Palabra del Señor, mientras regresaban a Jerusalén, anunciaron la Buena Noticia a numerosas aldeas samaritanas.
(C.I.C 2121) La simonía (Cf. Hch 8, 9-24) se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quiso comprar el poder espiritual del que vio dotado a los Apóstoles, Pedro le responde: ‘Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero’ (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Jesús: ‘Gratis lo recibisteis, dadlo gratis’ (Mt 10, 8; cf. Is 55, 1). Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él. (C.I.C 2118) El primer mandamiento de Dios reprueba los principales pecados de irreligión: la acción de tentar a Dios con palabras o con obras, el sacrilegio y la simonía.

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