miércoles, 18 de marzo de 2009

Hch 10, 16-23 Yo soy el que ustedes buscan

(Hch 10, 16-23) Yo soy el que ustedes buscan
[16] Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo. [17] Mientras Pedro, desconcertado, se preguntaba qué podía significar la visión que acababa de tener, llegaron los hombres enviados por Cornelio. Estos averiguaron dónde vivía Simón y se presentaron ante la puerta de la casa. [18] Golpearon y preguntaron si se hospedaba allí Simón, llamado Pedro. [19] Como Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la visión, el Espíritu Santo le dijo: «Allí hay tres hombres que te buscan. [20] Baja y no dudes en irte con ellos, porque soy yo quien los he enviado». [21] Pedro bajó y se acercó a ellos, diciendo: «Yo soy el que ustedes buscan. ¿Para qué vinieron?». [22] Ellos respondieron: «El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, que goza de la estima de todos los judíos, recibió de un ángel de Dios la orden de conducirte a su casa para escuchar tus palabras». [23] Entonces Pedro los hizo pasar y les ofreció hospedaje. Al día siguiente, se puso en camino con ellos, acompañado por unos hermanos de la ciudad de Jope.
(C.I.C 781) "En todo tiempo y lugar ha sido grato a Dios el que le teme y practica la justicia. Sin embargo, quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Eligió, pues, a Israel para pueblo suyo, hizo una alianza con él y lo fue educando poco a poco. Le fue revelando su persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue santificando. Todo esto, sin embargo, sucedió como preparación y figura de su alianza nueva y perfecta que iba a realizar en Cristo [...], es decir, el Nuevo Testamento en su sangre convocando a las gentes de entre los judíos y los gentiles para que se unieran, no según la carne, sino en el Espíritu" (Lumen gentium, 9).

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