lunes, 30 de marzo de 2009
Hch 13, 9-12 La mano del Señor va a caer sobre ti
(Hch 13, 9-12) La mano del Señor va a caer sobre ti
[9] Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en él, [10] y le dijo: «Hombre falso y lleno de maldad, hijo del demonio, enemigo de la justicia, ¿cuándo dejarás de torcer los rectos caminos del Señor? [11] Ahora la mano del Señor va a caer sobre ti: quedarás ciego y privado por un tiempo de la luz del sol». En ese mismo momento, se vio envuelto en oscuridad y tinieblas, y andaba a tientas buscando a alguien que le tendiera la mano. [12] Al ver lo que había sucedido, el procónsul, profundamente impresionado por la doctrina del Señor, abrazó la fe.
(C.I.C 2121) La simonía (Cf. Hch 8, 9-24) se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quiso comprar el poder espiritual del que vio dotado a los Apóstoles, Pedro le responde: ‘Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero’ (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Jesús: ‘Gratis lo recibisteis, dadlo gratis’ (Mt 10, 8; cf. Is 55, 1). Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él. (C.I.C 2122) ‘Fuera de las ofrendas determinadas por la autoridad competente, el ministro no debe pedir nada por la administración de los sacramentos, y ha de procurar siempre que los necesitados no queden privados de la ayuda de los sacramentos por razón de su pobreza’ (CIC canon 848). La autoridad competente puede fijar estas ‘ofrendas’ atendiendo al principio de que el pueblo cristiano debe contribuir al sostenimiento de los ministros de la Iglesia. ‘El obrero merece su sustento’ (Mt 10, 10; cf. Lc 10, 7; 1Co 9, 5-18; 1Tm 5, 17-18).
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