jueves, 26 de marzo de 2009
Hch 12, 12-15 Se dirigió a la casa de María
(Hch 12, 12-15) Se dirigió a la casa de María
[12] Y al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración. [13] Cuando golpeó a la puerta de calle, acudió una sirvienta llamada Rosa; [14] esta, al reconocer su voz, se alegró tanto, que en lugar de abrir, entró corriendo a anunciar que Pedro estaba en la puerta. [15] «Estás loca», le respondieron. Pero ella insistía que era verdad. Ellos le dijeron: «Será su ángel».
(C.I.C 2624) En la primera comunidad de Jerusalén, los creyentes "acudían asiduamente a las enseñanzas de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42). Esta secuencia de actos es típica de la oración de la Iglesia; fundada sobre la fe apostólica y autentificada por la caridad, se alimenta con la Eucaristía. (C.I.C 2590) "La oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno, Expositio fidei, 68 [De fide orthodoxa 3, 24]: PG: 94, 1089). (C.I.C 2591) Dios llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso con Él. La oración acompaña a toda la historia de la salvación como una llamada recíproca entre Dios y el hombre. (C.I.C 2592) La oración de Abraham y de Jacob aparece como una lucha de fe vivida en la confianza a la fidelidad de Dios, y en la certeza de la victoria prometida a quienes perseveran. (C.I.C 2593) La oración de Moisés responde a la iniciativa del Dios vivo para la salvación de su pueblo. Prefigura la oración de intercesión del único mediador, Cristo Jesús.
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