lunes, 28 de enero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 425.
(Respuesta YouCat) Para los católicos no existe
matrimonio sin la celebración del sacramento. En él Cristo entra en la alianza
entre el varón y la mujer y concede abundancia de gracias y dones a los
esposos.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario CIC) (CIC
2390) Hay unión libre
cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública a una
unión que implica la intimidad sexual. La expresión en sí misma es engañosa:
¿qué puede significar una unión en la que las personas no se comprometen entre
sí y testimonian con ello una falta de confianza en el otro, en sí mismo, o en
el porvenir? Esta expresión abarca situaciones distintas: concubinato, rechazo
del matrimonio en cuanto tal, incapacidad de unirse mediante compromisos a
largo plazo (cf Familiaris Consortio,81).
Todas estas situaciones ofenden la dignidad del matrimonio; destruyen la idea
misma de la familia; debilitan el sentido de la fidelidad. Son contrarias a la
ley moral: el acto sexual debe tener lugar exclusivamente en el matrimonio;
fuera de éste constituye siempre un pecado grave y excluye de la comunión
sacramental.
Para meditar
(Comentario YouCat) A veces
hay personas mayores que aconsejan a los jóvenes que dejen de casarse «para
siempre y de blanco». Que el matrimonio es algo así como una unión fusión de
patrimonios, perspectivas y buenas intenciones, a la vez que se hacen en
público promesas que no se pueden mantener. Pero un matrimonio cristiano no es
una estafa, sino el mayor regalo que Dios ha pensado para dos personas que se
aman. Dios mismo los une de un modo tan profundo que no lo pueden lograr los
hombres. Jesucristo, quien dijo: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5), está
presente de forma permanente en el sacramento del Matrimonio. Él es
el amor en el amor de los esposos. Es su poder el que se hace presente
cuando se agotan aparentemente las fuerzas de los que se quieren. Por eso el
sacramento del Matrimonio es algo muy diferente a un pedazo de papel. Es como
un vehículo divino ya dispuesto al que pueden subir los esposos, un vehículo
del que el esposo y la esposa saben que contiene suficiente combustible para
llegar, con la ayuda de Dios, a la meta de sus deseos. Cuando, en la
actualidad, muchas personas dicen que no tiene importancia tener relaciones
sexuales sin compromiso antes o fuera del matrimonio, la Iglesia invita a
resistir con determinación y energía a esta presión social.
(Comentario CIC) (CIC 2391) No pocos postulan hoy una especie de “unión a
prueba” cuando existe intención de casarse. Cualquiera que sea la firmeza
del propósito de los que se comprometen en relaciones sexuales prematuras,
éstas “no garantizan que la sinceridad y la fidelidad de la relación
interpersonal entre un hombre y una mujer queden aseguradas, y sobre todo
protegidas, contra los vaivenes y las veleidades de las pasiones” (Congregación
para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona
humana, 7). La unión carnal sólo es moralmente legítima cuando se ha
instaurado una comunidad de vida definitiva entre el hombre y la mujer. El amor
humano no tolera la “prueba”. Exige un don total y definitivo de las personas
entre sí (cf Familiaris Consortio,
80).
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