lunes, 14 de enero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 416.
(Respuesta YouCat) 1. La unidad: el matrimonio es
una alianza que realiza según su esencia la unidad corporal, psíquica y
espiritual entre un hombre y una mujer; 2. La indisolubilidad: el
matrimonio es válido «hasta que la muerte os separe»; 3. La apertura a la
prole: todo matrimonio debe estar abierto a los hijos. 4. La ordenación al bien
del cónyuge.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario
CIC) (CIC 2360) La sexualidad está ordenada al amor conyugal
del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los
esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre
bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento. (CIC
2398) La fecundidad es un bien, un don, un fin del matrimonio. Dando la vida,
los esposos participan de la paternidad de Dios. (CIC 2397) La alianza que los esposos contraen libremente implica un amor fiel.
Les confiere la obligación de guardar indisoluble su matrimonio.
Para meditar
(Comentario YouCat) Si en el
momento de contraer matrimonio alguno de los contrayentes excluye cualquiera de
los cuatro puntos mencionados, el sacramento del Matrimonio no se lleva a
cabo.
(Comentario CIC) (CIC 2361) “La sexualidad [...] mediante la cual el hombre y la
mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos,
no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona
humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente
cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se
comprometen totalmente entre sí hasta la muerte” (Familiaris Consortio, 11). «Tobías se levantó del lecho y dijo a
[...] Sara: “Levántate, hermana, y oremos y pidamos a nuestro Señor que se
apiade de nosotros y nos salve”. Ella se levantó y empezaron a suplicar y a
pedir el poder quedar a salvo. Comenzó él diciendo: “¡Bendito seas tú, Dios de
nuestros padres [...]. Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer, para
sostén y ayuda, y para que de ambos proviniera la raza de los hombres. Tú mismo
dijiste: ‘No es bueno que el hombre se halle solo; hagámosle una ayuda
semejante a él’. Yo no tomo a ésta mi hermana con deseo impuro, mas con recta
intención. Ten piedad de mí y de ella y podamos llegar juntos a nuestra
ancianidad”. Y dijeron a coro: “Amén, amén”. Y se acostaron para pasar la
noche» (Tb 8, 4-9).
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