viernes, 25 de enero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 424.
(Respuesta YouCat) El adulterio consiste en que una
pareja tenga relaciones sexuales cuando al menos uno de ellos está casado con
otra persona. El adulterio es la traición fundamental del amor, la ruptura de
una alianza sellada fijor Dios y una injusticia frente al prójimo. El mismo
Jesús estableció expresamente la indisolubilidad del matrimonio: «Lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre» (Me 10,9). Remitiéndose al deseo original
del Creador, Jesús suprimió la tolerancia del divorcio en la Antigua Alianza.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario CIC) (CIC
2353) La fornicación es
la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente
contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana, naturalmente
ordenada al bien de los esposos, así como a la generación y educación de los
hijos. Además, es un escándalo grave cuando hay de por medio corrupción de
menores.
Para meditar
(Comentario YouCat) La
promesa, que infunde valor, de este mensaje de Jesús es: «¡Como hijos de
vuestro Padre celestial tenéis la capacidad de amar para toda la vida!». No
obstante, no siempre resulta fácil ser fiel al cónyuge durante toda una vida.
Pero los cristianos que provocan frivolamente un divorcio son objetivamente
culpables. Pecan contra ol amor de Dios, que se hace visible en el matrimonio.
Pecan contra el cónyuge abandonado y contra los hijos abandonados. Ciertamente,
el cónyuge fiel de un matrimonio que ha llegado a ser insoportable, puede
abandonar el domicilio común. Para evitar la escasez de medios, puede ser
necesario incluso un divorcio civil. En casos justificados, la Iglesia puede
investigar la validez del matrimonio en un proceso de nulidad matrimonial.
(Comentario CIC) (CIC 2364) El matrimonio constituye una “íntima comunidad de vida
y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias”. Esta
comunidad “se establece con la alianza del matrimonio, es decir, con un
consentimiento personal e irrevocable” (Gaudium
et spes, 48, 1). Los dos se dan definitiva y totalmente el uno al otro. Ya
no son dos, ahora forman una sola carne. La alianza contraída libremente por
los esposos les impone la obligación de mantenerla una e indisoluble (cf CIC
can. 1056). “Lo que Dios unió [...], no lo separe el hombre” (Mc 10, 9;
cf Mt 19, 1-12; 1 Co 7, 10-11).
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