lunes, 25 de diciembre de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 239
(Respuesta YouCat – repeticion) La confesión reconcilia
al pecador con Dios y con la Iglesia.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 1469) Este sacramento reconcilia con la Iglesia al penitente.
El pecado menoscaba o rompe la comunión fraterna. El sacramento de la
Penitencia la repara o la restaura. En este sentido, no cura solamente al que
se reintegra en la comunión eclesial, tiene también un efecto vivificante sobre
la vida de la Iglesia que ha sufrido por el pecado de uno de sus miembros (cf.
1Co 12,26). Restablecido o afirmado en la comunión de los santos, el pecador es
fortalecido por el intercambio de los bienes espirituales entre todos los
miembros vivos del Cuerpo de Cristo, estén todavía en situación de peregrinos o
que se hallen ya en la patria celestial (cf. Lumen gentium, 48-50): “Pero
hay que añadir que tal reconciliación con Dios tiene como consecuencia, por así
decir, otras reconciliaciones que reparan las rupturas causadas por el pecado:
el penitente perdonado se reconcilia consigo mismo en el fondo más íntimo de su
propio ser, en el que recupera la propia verdad interior; se reconcilia con los
hermanos, agredidos y lesionados por él de algún modo; se reconcilia con la
Iglesia, se reconcilia con toda la creación (Reconciliatio et paenitentia, 31).
Para meditar
(Comentario YouCat) El segundo después de la absolución es como... una
ducha después de hacer deporte, el aire fresco tras una tormenta de verano, el
despertar en una radiante mañana de verano, la ingravidez de un submarinista...
En la palabra «reconciliación» está contenido todo: estamos de nuevo en paz con
Dios.
(Comentario CIC) (C.I.C
1496) Los efectos espirituales del sacramento de la
Penitencia son: — la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera
la gracia; — la reconciliación con la Iglesia; — la remisión de la pena eterna
contraída por los pecados mortales; — la remisión, al menos en parte, de las
penas temporales, consecuencia del pecado; — la paz y la serenidad de la
conciencia, y el consuelo espiritual; — el acrecentamiento de las fuerzas
espirituales para el combate cristiano.
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