domingo, 3 de diciembre de 2017

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 229



YOUCAT Pregunta n. - 229 – Parte I. ¿Qué hace que un hombre esté dispuesto al arrepentimiento?


(Respuesta YouCat) Desde el examen de la culpa personal surge el deseo de mejorar; esto se llama arrepentimiento. Se produce cuando vemos la contradicción entre el amor de Dios y nuestro pecado. Entonces nos llenamos de dolor por nuestros pecados; nos decidimos a cambiar nuestra vida y ponemos toda nuestra confianza en el auxilio de Dios.    

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1431) La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron animi cruciatus (aflicción del espíritu), compunctio cordis (arrepentimiento del corazón) (cf. Concilio de Trento: DS 1676-1678; 1705; Catecismo Romano, 2, 5, 4).    

Para meditar  
(Comentario YouCat)  Con frecuencia se oculta la realidad del pecado. Algunos creen incluso que contra los sentimientos de culpa encillamente sólo hay que tomar medidas psicológicas. Pero los verdaderos sentimientos de culpa son importantes. Es como en los coches: cuando el velocímetro señala que se ha superado el límite de velocidad, no es culpable el velocímetro, sino el conductor. Cuanto más nos acercamos a Dios, que es todo Luz, tanto más claramente salen a la luz nuestras sombras. Pero Dios no es una luz que quema, sino una Luz que cura. Por eso eL arrepentimiento nos impulsa a avanzar hacia la Luz en la que somos completamente curados.

(Comentario CIC) (C.I.C 1430) Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf. Jl 2,12-13; Is 1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18). (C.I.C 1490) El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro; se nutre de la esperanza en la misericordia divina. 

(Continua la Pregunta: ¿Qué hace que un hombre esté dispuesto al arrepentimiento?) 

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