miércoles, 17 de junio de 2015
458. ¿Qué deberes tiene la sociedad en relación con la familia? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 458 - repetición) La
sociedad tiene el deber de sostener y consolidar el matrimonio y la familia,
siempre en el respeto del principio de subsidiaridad. Los poderes públicos
deben respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del matrimonio y
de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el bienestar
doméstico.
Resumen
(C.I.C 2250) ‘La salvación de la persona y de la sociedad
humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad
conyugal y familiar’ (Gaudium et spes, 47).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2210) La importancia de la familia para la vida y el
bienestar de la sociedad (Cf. Gaudium et spes, 47) entraña una
responsabilidad particular de ésta en el apoyo y fortalecimiento del matrimonio
y de la familia. La autoridad civil ha de considerar como deber grave ‘el
reconocimiento de la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia,
protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la
prosperidad doméstica’ (Gaudium et spes,
52).
Para la reflexión
(C.I.C 2212) El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad. En nuestros hermanos y
hermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en nuestros primos, los
descendientes de nuestros antepasados; en nuestros conciudadanos, los hijos de
nuestra patria; en los bautizados, los hijos de nuestra madre, la Iglesia; en
toda persona humana, un hijo o una hija del que quiere ser llamado ‘Padre
nuestro’. Así, nuestras relaciones con el prójimo se deben reconocer como
pertenecientes al orden personal. El prójimo no es un ‘individuo’ de la
colectividad humana; es ‘alguien’ que por sus orígenes, siempre ‘próximos’ por
una u otra razón, merece una atención y un respeto singulares. (C.I.C 2213) Las
comunidades humanas están compuestas de
personas. Gobernarlas bien no puede limitarse simplemente a garantizar los
derechos y el cumplimiento de deberes, como tampoco a la sola fidelidad a los
compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y
ciudadanos, suponen la benevolencia natural conforme a la dignidad de personas humanas
deseosas de justicia y fraternidad. [Fin]
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