viernes, 5 de junio de 2015
451. ¿Cómo se comporta Jesús en relación con el sábado?
(Compendio 451) Jesús
reconoce la santidad del sábado, y con su autoridad divina le da la
interpretación auténtica: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el
hombre para el sábado» (Mc 2, 27).
Resumen
(C.I.C 2189) ‘Guardarás el día del sábado para santificarlo’
(Dt 5, 12). ‘El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor’
(Ex 31, 15).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 592) Jesús no abolió la Ley del Sinaí, sino que la
perfeccionó (cf. Mt 5, 17-19) de tal modo (cf. Jn 8, 46) que reveló su hondo
sentido (cf. Mt 5, 33) y satisfizo por las transgresiones contra ella (cf. Hb
9, 15). (C.I.C 2173) El Evangelio relata numerosos incidentes en que Jesús fue
acusado de quebrantar la ley del sábado. Pero Jesús nunca falta a la santidad
de este día (Cf. Mc 1, 21; Jn 9, 16), sino que con autoridad da la
interpretación auténtica de esta ley: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre
y no el hombre para el sábado’ (Mc 2, 27). Con compasión, Cristo proclama que
‘es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de
destruirla’ (Mc 3, 4). El sábado es el día del Señor de las misericordias y del
honor de Dios (Cf. Mt 12, 5; Jn 7, 23). ‘El Hijo del hombre es Señor del
sábado’ (Mc 2, 28).
Para la reflexión
(C.I.C 582) Yendo más lejos, Jesús da plenitud a la Ley
sobre la pureza de los alimentos, tan importante en la vida cotidiana judía,
manifestando su sentido "pedagógico" (cf. Ga 3, 24) por medio de una
interpretación divina: "Todo lo que de fuera entra en el hombre no puede
hacerle impuro [...] -así declaraba puros todos los alimentos-. Lo que sale del
hombre, eso es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón de
los hombres, salen las intenciones malas" (Mc 7, 18-21). Jesús, al dar con
autoridad divina la interpretación definitiva de la Ley, se vio enfrentado a
algunos doctores de la Ley que no recibían su interpretación a pesar de estar
garantizada por los signos divinos con que la acompañaba (cf. Jn 5, 36; 10, 25.
37-38; 12, 37). Esto ocurre, en particular, respecto al problema del sábado:
Jesús recuerda, frecuentemente con argumentos rabínicos (cf. Mt 2,25-27; Jn 7,
22-24), que el descanso del sábado no se quebranta por el servicio a Dios (cf.
Mt 12, 5; Nm 28, 9) o al prójimo (cf. Lc 13, 15-16; 14, 3-4) que realizan sus
curaciones.
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