lunes, 22 de junio de 2015
460. ¿Cuáles son los deberes de los padres hacia los hijos? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 460 - repetición) Los
padres, partícipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la
educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de
amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios, y proveer,
en cuanto sea posible, a sus necesidades materiales y espirituales, eligiendo
para ellos una escuela adecuada, y ayudándoles con prudentes consejos en la
elección de la profesión y del estado de vida. En especial, tienen la misión de
educarlos en la fe cristiana.
Resumen
(C.I.C 2252) Los padres son los primeros responsables de la
educación de sus hijos en la fe, en la oración y en todas las virtudes. Tienen
el deber de atender, en la medida de lo posible, las necesidades materiales y
espirituales de sus hijos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2224) La familia constituye un medio natural para la
iniciación del ser humano en la solidaridad y en las responsabilidades
comunitarias. Los padres deben enseñar a los hijos a guardarse de los riesgos y
las degradaciones que amenazan a las sociedades humanas. (C.I.C 2225) Por la
gracia del sacramento del matrimonio, los padres han recibido la
responsabilidad y el privilegio de evangelizar
a sus hijos. Desde su primera edad, deberán iniciarlos en los misterios de
la fe, de los que ellos son para sus hijos los ‘primeros […] heraldos de la fe’
(Lumen gentium, 11). Desde su más
tierna infancia, deben asociarlos a la vida de la Iglesia. La forma de vida en
la familia puede alimentar las disposiciones afectivas que, durante toda la
vida, serán auténticos cimientos y apoyos de una fe viva.
Para la reflexión
(C.I.C 2226) La educación
en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta
educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la
fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La
catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza
de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir
su vocación de hijos de Dios (Cf. Lumen
gentium, 11). La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la
vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la
catequesis de los niños y de los padres. (C.I.C 2227) Los hijos, a su vez,
contribuyen al crecimiento de sus padres
en la santidad (Cf. Gaudium et spes, 48).
Todos y cada uno deben otorgarse generosamente y sin cansarse el mutuo perdón
exigido por las ofensas, las querellas, las injusticias y las omisiones. El
afecto mutuo lo sugiere. La caridad de Cristo lo exige (Cf. Mt 18, 21-22; Lc
17, 4). (Continua)
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