domingo, 22 de marzo de 2015
404. ¿Qué más requiere una auténtica convivencia humana? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 404 - repetición) Una
auténtica convivencia humana requiere respetar la justicia y la recta jerarquía
de valores, así como el subordinar las dimensiones materiales e instintivas a
las interiores y espirituales. En particular, cuando el pecado pervierte el
clima social, se necesita hacer un llamamiento a la conversión del corazón y a
la gracia de Dios, para conseguir los cambios sociales que estén realmente al
servicio de cada persona, considerada en su integridad. La caridad es el más
grande mandamiento social, pues exige y da la capacidad de practicar la
justicia.
Resumen
(C.I.C 1896) Donde el pecado
pervierte el clima social es preciso apelar a la conversión de los corazones y
a la gracia de Dios. La caridad empuja a reformas justas. No hay solución a la
cuestión social fuera del Evangelio (Centesimus
annus, 5).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1888) Es preciso entonces apelar a las capacidades
espirituales y morales de la persona y a la exigencia permanente de su conversión interior para obtener cambios
sociales que estén realmente a su servicio. La prioridad reconocida a la
conversión del corazón no elimina en modo alguno, sino, al contrario, impone la
obligación de introducir en las instituciones y condiciones de vida, cuando
inducen al pecado, las mejoras convenientes para que aquéllas se conformen a
las normas de la justicia y favorezcan el bien en lugar de oponerse a él (cf. Lumen gentium, 36).
Para la reflexión
(C.I.C 1889) Sin la ayuda de la gracia, los hombres no sabrían
‘acertar con el sendero a veces estrecho entre la mezquindad que cede al mal y
la violencia que, creyendo ilusoriamente combatirlo, lo agrava’ (Centesimus annus, 25). Es el camino de
la caridad, es decir, del amor de Dios y del prójimo. La caridad representa el
mayor mandamiento social. Respeta al otro y sus derechos. Exige la práctica de
la justicia y es la única que nos hace capaces de ésta. Inspira una vida de
entrega de sí mismo: ‘Quien intente guardar su vida la perderá; y quien la
pierda la conservará’ (Lc 17, 33). [Fin]
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