sábado, 14 de marzo de 2015

397. ¿Cómo prolifera en nosotros el pecado?



397. ¿Cómo prolifera en nosotros el pecado?  


(Compendio 397) El pecado prolifera en nosotros pues uno lleva a otro, y su repetición genera el vicio.

Resumen

(C.I.C 1876) La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales.

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 1865) El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos. De ahí resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz.

Para la reflexión

(C.I.C 401) Desde este primer pecado, una verdadera invasión de pecado inunda el mundo: el fratricidio cometido por Caín en Abel (cf. Gn 4,3-15); la corrupción universal, a raíz del pecado (cf. Gn 6,5.12; Rm 1,18-32); en la historia de Israel, el pecado se manifiesta frecuentemente, sobre todo como una infidelidad al Dios de la Alianza y como transgresión de la Ley de Moisés; e incluso tras la Redención de Cristo, entre los cristianos, el pecado se manifiesta de múltiples maneras (cf. 1Co 1-6; Ap 2-3). La Escritura y la Tradición de la Iglesia no cesan de recordar la presencia y la universalidad del pecado en la historia del hombre: “Lo que la revelación divina nos enseña coincide con la misma experiencia. Pues el hombre, al examinar su corazón, se descubre también inclinado al mal e inmerso en muchos males que no pueden proceder de su Creador, que es bueno. Negándose con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompió además el orden debido con respecto a su fin último y, al mismo tiempo, toda su ordenación en relación consigo mismo, con todos los otros hombres y con todas las cosas creadas (Gaudium et spes, 13).  

(Siguiente pregunta:  ¿Qué son los vicios?)

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