jueves, 19 de diciembre de 2013
51. ¿Por qué es importante afirmar que «en el principio Dios creó el cielo y la tierra» (Gn 1, 1)? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 51 repetición) Es importante afirmar que en el principio Dios creó el cielo y
la tierra porque la creación es el fundamento de todos los designios salvíficos
de Dios; manifiesta su amor omnipotente y lleno de sabiduría; es el primer paso
hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de la historia de
la salvación, que culmina en Cristo; es la primera respuesta a los
interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin.
Resumen
(C.I.C 315) En la creación del
mundo y del hombre, Dios ofreció el primero y universal testimonio de su amor
todopoderoso y de su sabiduría, el primer anuncio de su "designio
benevolente" que encuentra su fin en la nueva creación en Cristo.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 281) Por esto, las lecturas de la Noche Pascual,
celebración de la creación nueva en Cristo, comienzan con el relato de la
creación; de igual modo, en la liturgia bizantina, el relato de la creación
constituye siempre la primera lectura de las vigilias de las grandes fiestas
del Señor. Según el testimonio de los antiguos, la instrucción de los
catecúmenos para el bautismo sigue el mismo camino (Cf. Egeria, Itineraio o Peregrinación a los santos
lugares, 46; San Agustín, De
catechizandis rudibus, 3, 5: PL 40, 313). (C.I.C 286) La inteligencia humana puede ciertamente encontrar ya
una respuesta a la cuestión de los orígenes. En efecto, la existencia de Dios
Creador puede ser conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la
razón humana (Cf. Concilio Vaticano I: DS 3026), aunque este conocimiento es
con frecuencia oscurecido y desfigurado por el error. Por eso la fe viene a
confirmar y a esclarecer la razón para la justa inteligencia de esta verdad:
"Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de
manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece" (Hb 11,3).
Para la reflexión
(C.I.C 288) Así, la revelación de la creación es inseparable de la
revelación y de la realización de la Alianza del Dios único, con su Pueblo. La
creación es revelada como el primer paso hacia esta Alianza, como el primero y
universal testimonio del amor todopoderoso de Dios (cf. Gn 15,5; Jr 33,19-26).
Por eso, la verdad de la creación se expresa con un vigor creciente en el
mensaje de los profetas (cf. Is 44,24), en la oración de los salmos (cf. Sal
104) y de la liturgia, en la reflexión de la sabiduría (cf. Pr 8,22-31) del pueblo
elegido. (Continua)
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