miércoles, 11 de diciembre de 2013

47.¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado? (segunda parte)



47.¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado? (segunda parte)   


(Compendio 47 repetición) El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; «procede del Padre» (Jn 15, 26), que es principio sin principio y origen de toda la vida trinitaria. Y procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento de la «verdad plena» (Jn 16, 13).

Resumen

(C.I.C 264) "El Espíritu Santo procede principalmente del Padre, y por  concesión del Padre, sin intervalo de tiempo, procede de los dos como de un principio cómun” (San Agustín, De Trinitate, 15, 26, 47: PL 42, 1095).       

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 247) La afirmación del Filioque no figuraba en el símbolo confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa san León la había ya confesado dogmáticamente el año 447 (Cf. Epistula Quam laudabiliter: DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el concilio de Calcedonia, el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción del Filioque en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de disención con las Iglesias ortodoxas. (C.I.C 248) La tradición oriental expresa en primer lugar el carácter de origen primero del Padre por relación al Espíritu Santo. Al confesar al Espíritu como "salido del Padre" (Jn 15,26), esa tradición afirma que este procede del Padre por el Hijo (cf. Ad gentes, 2). La tradición occidental expresa en primer lugar la comunión consubstancial entre el Padre y el Hijo diciendo que el Espíritu procede del Padre y del Hijo (Filioque). Lo dice "de manera legítima y razonable" (Concilio de Florencia, (año 1439): DS 1302), porque el orden eterno de las personas divinas en su comunión consubstancial implica que el Padre sea el origen primero del Espíritu en tanto que "principio sin principio" (Concilio de Florencia, (año 1442): DS 1331), pero también que, en cuanto Padre del Hijo Unico, sea con él "el único principio de que procede el Espíritu Santo" (II Concilio de Lyon, (1274): DS 850). Esta legítima complementariedad, si no se desorbita, no afecta a la identidad de la fe en la realidad del mismo misterio confesado.       

Para la reflexión

(C.I.C 244) El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad.  [Fin]        

(Siguiente pregunta: ¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?)

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