lunes, 9 de diciembre de 2013
46. ¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
(Compendio 46) Jesucristo nos revela que Dios es «Padre»,
no sólo en cuanto es Creador del universo y del hombre sino, sobre todo, porque
engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, «resplandor de su
gloria e impronta de su sustancia» (Hb 1, 3).
Resumen
(C.I.C 276) Fiel al testimonio de
la Escritura, la Iglesia dirige con frecuencia su oración al "Dios
todopoderoso y eterno" ("omnipotens
sempiterne Deus..."), creyendo firmemente que "nada es imposible
para Dios" (Lc 1,37; cf. Gn 18,14; Mt 19,26).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 240) Jesús ha revelado que
Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador;
Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es
Hijo sólo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni
al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar" (Mt 11,27). (C.I.C 241) Por eso
los Apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que en el principio estaba
junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios
invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta
de su esencia" Hb 1,3). 240 241
Para la reflexión
(C.I.C 242) Después de ellos,
siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el
primer concilio ecuménico de Nicea que el Hijo es "consubstancial" al
Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo concilio ecuménico, reunido en
Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del
Credo de Nicea y confesó "al Hijo Unico de Dios, engendrado del Padre
antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado no creado, consubstancial al Padre" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario