martes, 10 de diciembre de 2013
47. ¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado? (primera parte)
(Compendio 47) El Espíritu Santo es la tercera Persona de
la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; «procede del
Padre» (Jn 15, 26), que es principio sin principio y origen de toda la vida
trinitaria. Y procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el
Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo
encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento de la «verdad plena» (Jn 16,
13).
Resumen
(C.I.C 263) La misión del Espíritu
Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Jn 14,26) y por el Hijo
"de junto al Padre" (Jn 15,26), revela que él es con ellos el mismo
Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: 150).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 245) La fe apostólica
relativa al Espíritu fue confesada por el segundo Concilio ecuménico en el año
381 en Constantinopla: "Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como
"la fuente y el origen de toda la divinidad" (VI Concilio de Toledo, (año
638): DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en
conexión con el del Hijo: "El Espíritu Santo, que es la tercera persona de
la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma substancia y
también de la misma naturaleza […] por eso, no se dice que es sólo el Espíritu
del Padre, sino a la vez el espíritu del Padre y del Hijo" (XI Concilio de
Toledo, (año 675): DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla (año 381)
confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150). (C.I.C 246)
La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu "procede del Padre
y del Hijo (Filioque)". El
Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: "El Espíritu Santo […] tiene
su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente del Uno
y del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración é...]. Y porque
todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único, al engendrarlo,
a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a
partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró
eternamente" (Concilio de Florencia: DS 1300-1301).
Para la reflexión
(C.I.C 243) Antes de su Pascua, Jesús
anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo.
Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS
150), estará ahora junto a los discípul os y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles
(cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13).
El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús
y al Padre. (Continua)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario