lunes, 2 de diciembre de 2013
39. ¿Sólo Dios «es»?
(Compendio 39) Mientras las criaturas han recibido de Él
todo su ser y su poseer, sólo Dios es en sí mismo la plenitud del ser y de toda
perfección. Él es «el que es», sin origen y sin fin. Jesús revela que también
Él lleva el Nombre divino, «Yo soy» (Jn 8, 28).
Resumen
(C.I.C 231) El Dios de nuestra fe
se ha revelado como El que es; se ha dado a conocer como "rico en amor y
fidelidad" (Ex 34,6). Su Ser mismo es Verdad y Amor.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 212) En el transcurso de
los siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar las riquezas
contenidas en la revelación del Nombre divino. Dios es único; fuera de Él no
hay dioses (cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la historia. Él es quien
ha hecho el cielo y la tierra: "Ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos
como la ropa se desgastan [...] pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus
años" (Sal 102,27-28). En Él "no hay cambios ni sombras de
rotaciones" (St 1,17). Él es " Él que es", desde siempre y para
siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus promesas.
Para la reflexión
(C.I.C 213) Por tanto, la
revelación del Nombre inefable "Yo soy el que soy" contiene la verdad
que sólo Dios Esan En este mismo sentido, ya la traducción de los Setenta y,
siguiéndola, la Tradición de la Iglesia han entendido el Nombre divino: Dios es
la plenitud del Ser y de toda perfección, sin origen y sin fin. Mientras todas
las criaturas han recibido de Él todo su ser y su poseer. Él solo es su ser
mismo y es por sí mismo todo lo que es.
(Siguiente pregunta: ¿Por qué es importante la revelación
del nombre de Dios?)
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