domingo, 10 de agosto de 2008

Lc 9, 49-50 Uno expulsaba demonios en tu Nombre

(Lc 9, 49-50) Uno expulsaba demonios en tu Nombre
[49] Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros». [50] Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes».
(C.I.C 27) El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar: “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador” (Gaudium et spes, 19).

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