miércoles, 27 de agosto de 2008
Lc 11, 14 Jesús estaba expulsando a un demonio mudo
(Lc 11, 14) Jesús estaba expulsando a un demonio mudo
[14] Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada,
(C.I.C 550) La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás (cf. Mt 12, 26): "Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios" (Mt 12, 28). Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios (cf. Lc 8, 26-39). Anticipan la gran victoria de Jesús sobre "el príncipe de este mundo" (cf. Jn 12, 31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios: "Regnavit a ligno Deus" ("Dios reinó desde el madero de la Cruz") (Venancio Fortunato, Hymnus "Vexilla Regis": PL 88, 96). (C.I.C 1527) El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez. (C.I.C 1528) El tiempo oportuno para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez. (C.I.C 1529) Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava. (C.I.C 1531) Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento. (C.I.C 1532) La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos: — la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia; — el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez; — el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la Penitencia; — el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual; — la preparación para el paso a la vida eterna. (C.I.C 526) "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán perdonados" (St 5,14-15).
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