martes, 26 de agosto de 2008
Lc 11, 5-9 Pidan y se les dará, llamen y se les abrirá
(Lc 11, 5-9) Pidan y se les dará, llamen y se les abrirá
[5] Jesús agregó: «Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo, préstame tres panes, [6] porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle”, [7] y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos”. [8] Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. [9] También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
(C.I.C 2613) San Lucas nos ha trasmitido tres parábolas principales sobre la oración: La primera, "el amigo importuno" (cf. Lc 11, 5-13), invita a una oración insistente: "Llamad y se os abrirá". Al que ora así, el Padre del cielo "le dará todo lo que necesite", y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones. La segunda, "la viuda importuna" (cf. Lc 18, 1-8), está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe. "Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?" La tercera parábola, "el fariseo y el publicano" (cf. Lc 18, 9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador". La Iglesia no cesa de hacer suya esta oración: "¡Kyrie eleison!". (C.I.C 2644) El Espíritu Santo que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo, la educa también en la vida de oración, suscitando expresiones que se renuevan dentro de unas formas permanentes de orar: bendición, petición, intercesión, acción de gracias y alabanza.
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