sábado, 22 de marzo de 2008
Mt 9, 27-31 Que suceda como ustedes han creído
(Mt 9, 27-31) Que suceda como ustedes han creído
[27] Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David». [28] Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y él les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?». Ellos le respondieron: «Sí, Señor». [29] Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído». [30] Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa». [31] Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
(C.I.C 439) Numerosos judíos e incluso ciertos paganos que compartían su esperanza reconocieron en Jesús los rasgos fundamentales del mesiánico "hijo de David" prometido por Dios a Israel (cf. Mt 2, 2; 9, 27; 12, 23; 15, 22; 20, 30; 21, 9. 15). Jesús aceptó el título de Mesías al cual tenía derecho (cf. Jn 4, 25-26;11, 27), pero no sin reservas porque una parte de sus contemporáneos lo comprendían según una concepción demasiado humana (cf. Mt 22, 41-46), esencialmente política (cf. Jn 6, 15; Lc 24, 21). (C.I.C 178) No debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo. (C.I.C 179) La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo. (C.I.C 180) "Creer" es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona humana.
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