domingo, 16 de marzo de 2008
Mt 7, 7-11 Pidan y se les dará; busquen y encontrarán
(Mt 7, 7-11) Pidan y se les dará; busquen y encontrarán
[7] Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. [8] Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. [9] ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? [10] ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? [11] Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el cielo dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
(C.I.C 2610) Del mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos enseña esta audacia filial: "todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido" (Mc 11, 24). Tal es la fuerza de la oración, "todo es posible para quien cree" (Mc 9, 23), con una fe "que no duda" (Mt 21, 21). Tanto como Jesús se entristece por la "falta de fe" de los de Nazaret (Mc 6, 6) y la "poca fe" de sus discípulos (cf. Mt 8, 26), así se admira ante la "gran fe" del centurión romano (cf. Mt 8, 10) y de la cananea (cf. Mt 15, 28).
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