jueves, 20 de junio de 2019
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 507.
(Respuesta YouCat) La oración no busca el éxito superficial, sino
la voluntad y la cercanía de Dios. Precisamente en el aparente silencio de Dios
se esconde una invitación a dar un paso más hacia la entrega total, la fe sin
límites, la esperanza infinita. Quien ora debe dejar a Dios la libertad plena
de hablar cuando él quiera, de cumplir lo que él quiera y de donarse como él
quiera.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2749) Jesús ha cumplido toda la
obra del Padre, y su oración, al igual que su sacrificio, se extiende hasta la
consumación de los siglos. La oración de la Hora de Jesús llena los últimos
tiempos y los lleva hacia su consumación. Jesús, el Hijo a quien el Padre ha
dado todo, se entrega enteramente al Padre y, al mismo tiempo, se expresa con
una libertad soberana (cf. Jn 17, 11. 13. 19. 24) debido al poder que el Padre
le ha dado sobre toda carne. El Hijo que se ha hecho Siervo, es el Señor, el
“Pantocrátor”. Nuestro Sumo Sacerdote que ruega por nosotros es también el que
ora en nosotros y el Dios que nos escucha.
Para meditar
(Comentario
YouCat) A menudo decimos: he rezado y no ha servido de nada. A lo mejor no
rezamos con suficiente intensidad. El santo cura de Ars le preguntó en una
ocasión a un compañero que se quejaba de su fracaso: «Has orado, has suplicado;
pero ¿has ayunado y velado también?». Y también podría suceder que le pidamos a
Dios lo que no nos conviene. En una ocasión dijo santa Teresa de Jesús: «Sabe
el Señor lo que puede sufrir cada uno, y a quien ve con fuerza no se detiene en
cumplir con él su voluntad».
(Comentario CIC) (C.I.C
2750) Si en el Santo Nombre de Jesús, nos ponemos a orar, podemos recibir en
toda su hondura la oración que Él nos enseña:
"¡Padre Nuestro!". La oración sacerdotal de Jesús inspira, desde
dentro, las grandes peticiones del Padre Nuestro: la preocupación por el Nombre
del Padre (cf. Jn 17, 6. 11. 12. 26), el deseo de su Reino (la Gloria); (cf. Jn
17, 1. 5. 10. 24. 23-26), el cumplimiento de la voluntad del Padre, de su
designio de salvación (cf. Jn 17, 2. 4 .6. 9. 11. 12. 24) y la
liberación del mal (cf. Jn 17, 15).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario