jueves, 13 de junio de 2019
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 505.
(Respuesta YouCat) Los maestros espirituales de todos los tiempos
han descrito el crecimiento en la fe y en el amor a Dios como un combate, en el
que se lucha a vida o muerte. El campo de batalla es el interior de la persona.
El arma del cristiano es la oración. Podemos dejarnos vencer por nosotros o por
nuestro egoísmo, perdernos en nimiedades o ganar como premio a Dios.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2725) La oración es un don de la
gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo.
Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de
Dios y los santos con Él nos enseñan que la
oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las
astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la
oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se vive como se
ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco
podrá orar habitualmente en su Nombre. El "combate espiritual" de la
vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración.
Para meditar
(Comentario
YouCat) Quien quiere orar tiene que dominar primero sus bajos instintos. Lo que
hoy Llamamos «no tener ganas», los Padres del desierto lo conocían como
«acedía». La falta de ganas de Dios es un gran problema en la vida espiritual.
Tampoco el espíritu de nuestro tiempo ve ningún sentido en la oración y La
agenda Llena no le deja ningún lugar. Asimismo toca luchar contra el tentador,
que se atreve a todo para impedir que el hombre se entregue a Dios. Si Dios no
quisiera que lo encontráramos en la oración, no lograríamos vencer en el combate.
(Comentario CIC) (C.I.C
2726) En el combate de la oración, tenemos que hacer frente en nosotros mismos
y en torno a nosotros a conceptos
erróneos sobre la oración. Unos ven en ella una simple operación
psicológica, otros un esfuerzo de concentración para llegar a un vacío mental.
Otros la reducen a actitudes y palabras rituales. En el inconsciente de muchos
cristianos, orar es una ocupación incompatible con todo lo que tienen que
hacer: no tienen tiempo. Hay quienes buscan a Dios por medio de la oración,
pero se desalientan pronto porque ignoran que la oración viene también del
Espíritu Santo y no solamente de ellos.
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