martes, 11 de diciembre de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 386.
(Respuesta YouCat – repeticion) El derecho
a la vida y la dignidad de una persona forman una unidad; están unidas de modo
inseparable. También se puede llevar a una persona a la muerte psíquica.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2286) El escándalo puede ser
provocado por la ley o por las instituciones, por la moda o por la opinión. Así
se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o estructuras sociales
que llevan a la degradación de las costumbres y a la corrupción de la vida
religiosa, o a “condiciones sociales que, voluntaria o involuntariamente, hacen
ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana conforme a los
mandamientos del Sumo legislador” [Pío XII, Mensaje radiofónico (1 de junio
1941)]. Lo mismo ha de decirse de los empresarios que imponen procedimientos
que incitan al fraude, de los educadores que ‘exasperan’ a sus alumnos (cf. Ef
6, 4; Col 3, 21), o de los que, manipulando la opinión pública, la desvían de
los valores morales.
Para meditar
(Comentario YouCat) El mandamiento «No matarás»
(Éx 20,13) se refiere a la integridad tanto física como psíquica. Toda
tentación o incitación al mal, todo recurso a la violencia, es un pecado grave,
especialmente si sucede en una relación de dependencia. Es especialmente grave
el delito cuando son agredidos niños por los adultos que los tienen a su cargo.
Esto se refiere no sólo a los abusos sexuales, sino también a la seducción
mental por parte de padres, sacerdotes, profesores o educadores, a la
desviación de valores morales, etc.
(Comentario CIC) (C.I.C 2287) El que usa los poderes de que dispone
en condiciones que arrastren a hacer el mal se hace culpable de escándalo y
responsable del mal que directa o indirectamente ha favorecido. ‘Es imposible
que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen!’ (Lc 17, 1). (C.I.C
2236) El ejercicio de la autoridad ha de manifestar una justa jerarquía de
valores con el fin de facilitar el ejercicio de la libertad y de la
responsabilidad de todos. Los superiores deben ejercer la justicia distributiva
con sabiduría, teniendo en cuenta las necesidades y la contribución de cada uno
y atendiendo a la concordia y la paz. Deben velar porque las normas y
disposiciones que establezcan no induzcan a tentación oponiendo el interés
personal al de la comunidad (Cf. Centesimus annus, 25).
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