domingo, 30 de septiembre de 2018

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 359.


YOUCAT Pregunta n. 359. – Parte II. - ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?


(Respuesta YouCat – repeticion) Decir a alguien el propio nombre es una muestra de confianza. Al decirnos su nombre, Dios se da a conocer y nos concede, mediante este nombre, el acceso a él. Dios es totalmente verdad. Quien invoca a la verdad por su nombre, pero la emplea para testificar una mentira, comete un pecado grave.    

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2144) La deferencia respecto a su Nombre expresa la que es debida al misterio de Dios mismo y a toda la realidad sagrada que evoca. El sentido de lo sagrado pertenece a la virtud de la religión: “Los sentimientos de temor y de ‘lo sagrado’ ¿son sentimientos cristianos o no? […] Nadie puede dudar razonablemente de ello. Son los sentimientos que tendríamos, y en un grado intenso, si tuviésemos la visión del Dios soberano. Son los sentimientos que tendríamos si verificásemos su presencia. En la medida en que creemos que está presente, debemos tenerlos. No tenerlos es no verificar, no creer que está presente”. (Newman, Parochial and Plain Sermons, v. 5, Sermon 2 [Reverence, a Belief in God’s Presence], p. 21-22).     

Para meditar  

(Comentario YouCat) No se debe pronunciar el nombre de Dios de forma irreverente. Pues lo conocemos únicamente porque él nos lo ha confiado. El nombre es La llave de acceso al corazón del Todopoderoso. Por eso es una falta grave blasfemar, maldecir usando el nombre de Dios y hacer falsas promesas invocando su nombre. El segundo mandamiento es por tanto una defensa de todo lo «santo». Lugares, objetos, nombres y personas que han sido tocados por Dios son «santos». La sensibilidad por Lo santo se denomina reverencia.

(Comentario CIC) (C.I.C 2145) El fiel cristiano debe dar testimonio del nombre del Señor confesando su fe sin ceder al temor (Cf. Mt 10, 32; 1Tm 6, 12). La predicación y la catequesis deben estar penetradas de adoración y de respeto hacia el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.           
 
(Continua la Pregunta: ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?) 

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