jueves, 11 de enero de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 250
(Respuesta YouCat) Los sacerdotes de la Antigua Alianza
consideraban su tarea la mediación entre lo celestial y lo terreno, entre Dios
y su pueblo. Puesto que Cristo es el único «mediador entre Dios y los hombres»
(1 Tim 2,5), es él quien ha cumplido y finalizado ese sacerdocio. Después
de Cristo sólo puede existir un sacerdocio ordenado en Cristo, en el sacrificio
de Cristo en la Cruz y a través de la vocación de Cristo y la misión
apostólica.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 1539) El pueblo elegido fue
constituido por Dios como "un reino de sacerdotes y una nación
consagrada" (Ex 19,6; cf. Is 61,6). Pero dentro del pueblo de Israel, Dios
escogió una de las doce tribus, la de Leví, para el servicio litúrgico (cf. Nm
1, 48-53); Dios mismo es la parte de su herencia (cf. Jos 13,33). Un rito
propio consagró los orígenes del sacerdocio de la Antigua Alianza (cf. Ex
29,1-30; Lv 8). En ella los sacerdotes fueron establecidos "para
intervenir en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer
dones y sacrificios por los pecados" (Hb 5,1).
Para meditar
(Comentario YouCat) El sacerdote católico que administra
Los sacramentos, no actúa por su propio poder o en virtud de su perfección
moral (de la que desgraciadamente carece a menudo), sino «in persona Christi».
El sacramento del Orden le confiere el poder transformador, sanador y salvífico
de Cristo. Dado que un sacerdote no tiene nada por sí mismo, es ante todo un
servidor. De aquí que un signo para reconocer a un auténtico sacerdote sea el
asombro humilde ante su propia vocación.
(Comentario CIC) (C.I.C 1540)
Instituido para anunciar la palabra de Dios (cf. Ml 2,7-9) y para restablecer
la comunión con Dios mediante los sacrificios y la oración, este sacerdocio de
la Antigua Alianza, sin embargo, era incapaz de realizar la salvación, por lo
cual tenía necesidad de repetir sin cesar los sacrificios, y no podía alcanzar
una santificación definitiva (cf. Hb 5,3; 7,27; 10,1-4), que sólo podría ser
lograda por el sacrificio de Cristo. (C.I.C 1592)
El sacerdocio ministerial difiere esencialmente del sacerdocio común de los
fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles. Los
ministros ordenados ejercen su servicio en el pueblo de Dios mediante la
enseñanza (munus docendi), el culto
divino (munus liturgicum) y por el
gobierno pastoral (munus regendi).
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