jueves, 4 de enero de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 245
(Respuesta YouCat – repeticion) La Unción de los
enfermos otorga consuelo, paz y ánimo y une al enfermo, en su situación
precaria y en su sufrimiento, de un modo más íntimo con Cristo. Porque el Señor
pasó por nuestros miedos y llevó en su cuerpo nuestros dolores. En algunas
personas, la Unción de los enfermos logra la curación corporal. Pero si Dios
quiere llevarse consigo a alguien, la Unción de los enfermos le otorga la
fuerza para todas las luchas corporales y espirituales en su último viaje. En
cualquier caso, la Unción de los enfermos tiene el efecto de perdonar los
pecados.
Reflecciones y
puntos a profundizar Comentario
CIC) (C.I.C 1522) Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento,
"uniéndose libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyen al bien
del Pueblo de Dios" (Lumen gentium,
11). Cuando celebra este sacramento, la Iglesia, en la comunión de los santos,
intercede por el bien del enfermo. Y el enfermo, a su vez, por la gracia de
este sacramento, contribuye a la santificación de la Iglesia y al bien de todos
los hombres por los que la Iglesia sufre y se ofrece, por Cristo, a Dios Padre.
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchos enfermos tienen miedo ante
este sacramento y lo retrasan hasta el último momento, porque piensan que es
una especie de condena de muerte. Pero en realidad es al revés: la Unción de
los enfermos es una especie de seguro de vida. Quien acompaña como cristiano a
un enfermo debería quitarle todo falso miedo. La mayoría de los que están
seriamente en peligro, presienten deforma intuitiva que en ese momento no hay
para ellos nada más importante que arrimarse rápida e incondicionalmente a
aquel que superó la muerte y es la misma vida: Jesús, el Salvador.
(Comentario CIC) (C.I.C
1523) Una
preparación para el último tránsito. Si el sacramento de la unción de los
enfermos es concedido a todos los que sufren enfermedades y dolencias graves,
lo es con mayor razón "a los que están a punto de salir de esta vida"
(in exitu viae constituti) (Concilio de Trento: DS 1698), de manera que se la ha llamado
también sacramentum exeuntium
("sacramento de los que parten" (Ibid.).
La Unción de los enfermos acaba de conformarnos con la muerte y a la
resurrección de Cristo, como el Bautismo había comenzado a hacerlo. Es la
última de las sagradas unciones que jalonan toda la vida cristiana; la del
Bautismo había sellado en nosotros la vida nueva; la de la Confirmación nos
había fortalecido para el combate de esta vida. Esta última unción ofrece al
término de nuestra vida terrena un escudo para defenderse en los últimos
combates antes de entrar en la Casa del Padre (cf. Concilio de Trento: DS 1694).
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